El lluch’u boliviano, un 'texido' tejido a mano
Dentro de la literatura textil, es una pieza artística con raíces antiguas, que crea un texto narrativo y que proyecta la lectura de un relato a través del lenguaje de múltiples imágenes
Comienzo el presente comentario a partir de una necesidad de relatar una situación imaginada que, en mi opinión, se resume en mirar una sorprendente forma de creación literaria viva. Tal necesidad no es de ninguna manera gratuita, sino la origina el lluch’u o ch’ullu boliviano. Una prenda de vestir andina que hilvana una forma de relato con narrativa propia (literatura textil). Me adelanto a indicar que no la guía ningún afán caprichoso, sino un interés de mostrar su originalidad, teniendo en cuenta que, este tejido, no deja resquicio a ver un modelo diferente de leer un relato. En efecto, comprendo fervorosamente que puedo trenzar un tapiz textual a partir de los significados de cada término y luego ver la relación de la imagen textil como un atlas de palabras y desmontar su retórica (literatura visual).
Fiel a lo dicho, indico que, según el Diccionario de la lengua española, la definición de lluch’u es: “m. Bol. Gorro con orejeras, tejido en lana, con dibujos multicolores, usado en las regiones andinas para protegerse del frío”. De la misma forma, desde mi perspectiva, la creación literaria se entiende como el montaje de una obra artística que está apoyado en un basamento imaginativo y creativo y que erige un armazón narrativo de la realidad, utilizando modelos de lenguaje. Y para Georges Didi-Huberman, una imagen “es algo que vive y que solo nos muestra su capacidad de verdad en un destello”, pero lo que nos interesa de ésta es “en realidad, lo que ocurre entre el mundo de los signos y el mundo del cuerpo”.
Con lo expuesto, puedo organizar un todo. Es decir, dentro de la literatura textil, el lluch’u es una pieza artística (con raíces antiguas) tejida a mano que crea un texto narrativo y que proyecta la lectura de un relato a través del lenguaje de múltiples imágenes. O, dicho de otro modo, denomino al lluch’u como un texido (texto-tejido) o una manifestación literaria entrelazada donde la palabra esta hilvanada como imagen (símbolo textil) y la suma de varias imágenes narra una historia de cierta situación vivida por el artista o el tejedor. A partir de aquí, mi tarea será describir un lluch’u boliviano.
Las características físicas del texido determinan (a priori) que pertenece a alguna comunidad del sur de Oruro, porque el gorro o trenzado mide 75 cm, de punta a punta, es para un varón y está confeccionado por un varón. Es multicolor y está hecho a mano (a simple vista) con lana de oveja. Tiene una forma cónica triangular y en el extremo superior lleva dos borlas. Hacia abajo, posee orejeras y termina en un conjunto de hilos trenzados con tres borlas. Predomina el color fucsia y además están presentes el azul marino, el verde, el rojo, el amarillo y el celeste. Todos estos con diferentes matices cromáticos.
Ahora, detallaré las imágenes y su simbología textil bordada en simetría y que están presentes en este relato. Los dibujos estilizados ofrecen un lenguaje visual a través de colores naturales y específicos. Tales son: un helicóptero blanquiazul, un cóndor fucsia que estira las alas hacia arriba y varias chocas amarillas, rojas y verdes, que representan el aire. Un quirquincho blanco y fucsia, dos diablos con varios matices del rojo, un león amarillo con melena verde, dos llamas: una amarilla de pie y otra blanca sentada, tres perros: uno negro y dos blancos, constituyen la tierra.
El cuento-tejido tiene un narrador que se subsume en el mismo tocado andino. El relato consta de cinco partes: En el Prólogo, el narrador cuenta que la historia trata sobre el triunfo de un pastor de llamas sobre animales feroces. En la Introducción, el protagonista con sus perros cuida a los auquénidos andinos tranquilamente. En el Desarrollo, el pastor siente miedo y teme por la vida de sus llamas, ya que, advierte la presencia de un cóndor, un helicóptero y varias chocas por el aire. Y por tierra observa a un enorme quirquincho. En la Conclusión, el protagonista conjuntamente sus canes espanta a las amenazas, tal fuere un león y en el Epílogo, el protagonista sale triunfante y como buen orureño baila con su pareja el baile folclórico de la diablada boliviana.
En fin, mi lectura del lluch’u boliviano como expresión literaria o texido radica en una situación imaginada apuntalada en el cruce de los conceptos. Leída que la hago desde una naturaleza visual donde voy describiendo o (sobre)interpretando imaginariamente imágenes tejidas y diseñadas esmeradamente en el gorro. Elementos de un simbolismo textil que dan pie a leer un relato. De modo tal, que este tocado andino se convierte en un soporte texto-textil en el cual se pueden tejer historias.