Batallas, legado y controversia: la secuela de ‘Gladiador’
Veinticuatro años después, llega la esperada segunda parte del filme protagonizado por Russell Crowe. La vuelve a dirigir Ridley Scott y ya está en cartelera boliviana
La secuela de la película Gladiador ya está en los cines. Considerada como una de las producciones más esperadas del año, llega envuelta en polémica, algo habitual en las obras del reconocido director Ridley Scott. En esta ocasión, las críticas se centran en las habituales referencias históricas que suelen acompañar sus trabajos, generando debates entre los amantes del cine y los historiadores.
Tal como ocurrió con Napoleón, protagonizada por Joaquin Phoenix, el director Ridley Scott prioriza su visión creativa sobre la precisión histórica. Podría decirse que toma hechos reales y les añade ficción para enriquecer la narrativa. Sin embargo, en el caso de Napoleón, esta fórmula no funcionó como se esperaba, resultando en lo que muchos consideran una sátira extensa y aburrida sobre la vida de uno de los personajes más importantes de la historia de Europa.
En el caso de Gladiador II. Ambientada 16 años después de los eventos de la primera película, Gladiador II se centra en la vida de Lucius Verus, interpretado por Paul Mescal. Lucius, es capturado y esclavizado por soldados romanos. Su camino lo lleva a convertirse en gladiador, enfrentando desafíos que pondrán a prueba su espíritu, mientras que continúa con el legado de su padre Máximo y su abuelo Marco Aurelio.
Estéticamente, la película es imponente. Los efectos prácticos son un gran acierto en un mundo dominado por los efectos digitales, aunque también incorpora efectos visuales que, si bien son decentes en algunos momentos, no siempre están a la altura. La gran cantidad de planos por minuto puede resultar algo agresiva para el espectador, dificultando la inmersión en ciertas escenas. Por otro lado, la musicalización es sobresaliente; no solo respeta el tono de la narrativa, sino que potencia la emoción en los momentos clave. Las batallas son un verdadero espectáculo; gloriosas, brutales y con un buen nivel de realismo. En términos técnicos, la película logra un despliegue notable a grandes rasgos.
Sin embargo, el sentido común brilla por su ausencia en gran parte de la cinta. Aunque existen múltiples relatos sobre las batallas en el Coliseo Romano, muchas de estas carecen de respaldo histórico. Pero, tratándose de una película de Ridley Scott, esto no debería sorprendernos. El director opta por fantasear con lo que podría haber sido un día en el Coliseo, ofreciéndonos batallas que, aunque carentes de lógica histórica, resultan visualmente impactantes y sumamente entretenidas.
Más allá de sus visiones creativas y las inevitables polémicas, Gladiador II es un espectáculo que combina acción, emoción y una buena dirección técnica. Su enfoque audaz puede generar debates y divisiones, pero, al final, es una experiencia cinematográfica que vale la pena vivir. Por ello, desde este medio te invitamos a disfrutar la película y a formar tu propia opinión sobre esta propuesta cinematográfica.
Santiago Trutat